La casa del mañana

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El poeta y pintor Kahlil Gibran dedica un espacio en su libro El Profeta para hablar de los hijos: “Podéis dar habitáculo a sus cuerpos, pero no a sus almas. Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no se puede visitar, ni siquiera en sueños”. Yo interpreto la “casa del mañana” como el futuro que estamos forjando a través de nuestras acciones y la educación que le damos a nuestros hijos. Un futuro lejano en el que no participaremos, por lo menos no físicamente.

¿Por qué hablar de este poema en una columna de Responsabilidad Social Empresarial? Por considerarlo oportuno, ya que en estos días se celebran los 15 años de la mayor iniciativa de sostenibilidad corporativa: el Pacto Mundial de las Naciones Unidas.

Todo surgió como una propuesta del anterior Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, quien invitó al sector empresarial a hacer una reflexión sobre su papel en el desarrollo de nuestro planeta. Al mismo tiempo, pidió su compromiso para integrar en su gestión asuntos que tradicionalmente las empresas no veían como prioritarios: respetar los derechos humanos, mejorar las condiciones laborales, cuidar el medio ambiente y luchar contra la corrupción. Hace 15 años se reunieron en la sede de las Naciones Unidas 46 empresas para ser partícipes de este acuerdo con la sociedad; hoy el Pacto Mundial cuenta con más de 12,000 participantes en 160 países.

En aquellos tiempos el futuro de la iniciativa era ambicioso, pero no seguro. Una coyuntura muy positiva fue que su lanzamiento coincidió con la entrada en vigor de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Esto provocó que se pudiera vincular el compromiso empresarial con un acuerdo universal que marcaría la agenda de los gobiernos y la sociedad civil. Como resultado de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la tasa mundial de pobreza extrema se ha reducido a la mitad, la matrícula escolar de mujeres es igual a la de los hombres, y se han cumplido los objetivos en materia de acceso al agua potable y reducción de enfermedades mortales.

Este año, la Organización de las Naciones Unidas lanzará un nuevo conjunto de objetivos de desarrollo sostenible con un alcance aún más ambicioso y global. Pensando en el poema de Gibran, podemos decir que las empresas junto con los gobiernos y los individuos estaremos nuevamente trabajando para construir la casa del mañana. Ese lugar donde no podremos estar ni en sueños. Pero nuestros hijos sí.

Artículo publicado en el periódico El Economista el 22 de junio del 2015 


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